En el de hoy quiero agradecer a todos ellos su participación en este proyecto. Ha sido un año raro de distancia social y sin abrazos. Con dudas y de presente; de repente, no podemos planificar a medio o largo plazo. Viajes suspendidos, encuentros aplazados, nuevas formas de comunicarnos y mucha incertidumbre.

También situaciones complejas, nuevas, impensables hasta ahora han aterrizado abruptamente; algunas de ellas con desenlaces fatales, dejándonos aún más descolocados. La soledad de los mayores, con  esa separación para protegerlos que nos ha tocado y nos sigue tocando, y que ellos viven con más intensidad. 

Pero también ha sido un año de oportunidad del verde. Quizás el despertar de algo nuevo. La frenada en seco nos ha aportado otra visión de la misma realidad y nos ha llevado a poner en valor cosas que la vorágine del día a día nos impedía apreciar. 

Somos naturaleza y nuestros actos tienen consecuencias. Recuperar rutinas, considerando qué podemos hacer para minimizar el impacto de nuestras actividades, y a la vez hemos aprendido a identificar la sensación de disfrutar con el verde de proximidad, hasta en lo pequeño. 

Todo ello nos ha llevado a que nos preguntemos, ¿Dónde y cómo deseamos vivir? ¿Qué sociedad que deseamos? 

La parte pública tiene ahora la oportunidad de tomar decisiones de alcance que cambien el modelo y posibiliten nuestra existencia con menos impacto para el planeta, con garantías de supervivencia. 

Hemos disfrutado más del presente y somos más conscientes de que debemos trabajar para dejar un mejor futuro o al menos con menos impactos. El legado: Recoger y entregar en el ejercicio de nuestra actividad al menos una "suma cero" y por qué no, "sumando en positivo" a las generaciones futuras, trabajando para los que vendrán. 

Los que cuidamos el verde debemos tener presente el impacto de nuestras acciones u omisiones en las labores de conservación y sus consecuencias. Llegar tarde a una intervención concreta que cogida a tiempo podría posibilitar la continuidad de un árbol o una palmera singular en un emplazamiento concreto es algo que debemos incorporar en nuestra forma de conservar el patrimonio público y privado, trabajando en el legado a futuro. Otra vez, como en anteriores publicaciones quiero reivindicar el valor de cuidar de nuestros veteranos, en lo verde y en la sociedad.

Estos días, a través de Sergio, he sabido de la demolición del viejo edificio de la ETSIA de Valencia, la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Valencia, para muchos de nosotros simplemente “Agrícolas”. Muchas generaciones de ingenieros tienen sobre esos muros recuerdos imborrables que siguen apareciendo en los encuentros de colegas muchos años después. 

Decrépita y decadente ya en nuestros años de universidad, se materializa estos días la demolición como “crónica de una de una muerte anunciada”. 

“Agrícolas” creó y amuebló muchas cabezas de ingenieros que hoy circulan con el espíritu alternativo que destiló todos esos años y que continua presente en muchos de nosotros.

No quiero acabar sin daros las gracias a todos vosotros, queridos lectores; un blog sin publicidad, con sólo una editora, que este año ha alcanzado 19.148 usuarios, 35.167 sesiones y 287.577 visitas desde diferentes partes del mundo. El reconocimiento de resultar finalistas de la edición de este año en la categoría de Blogosfera Verde de 20 Minutos Blog, nos ha resultado muy  alentador. Pero aún más, Analytics nos cuenta los que nos seguís desde lugares remotos, municipios pequeños, o grandes Ciudades,  y vuestro aliento resulta clave para continuar con el proyecto. ¡GRACIAS!

 

Salir y volver a entrar: Parar a respirar, pensar,  disfrutar con el presente y emplazarnos a lo que venga.

Cuidaros, desde aquí apostamos por un 2021 incierto pero cargado de nuevas expectativas.