He vivido durante dos meses en un bosque sueco trabajando en un restaurante con una granja permacultural. He visto muchas sonrisas tras explicar que los alimentos que estaba sirviendo los habíamos recolectado unas horas antes, y que la carne sobre su plato era de una vaca que había vivido toda su vida de forma muy tranquila y feliz en una granja a 20km de distancia.
Decía el artista Joan Miró que «trabajaba como un jardinero». La frase me llama la atención, por cómo compara la labor de creación con la tarea manual de alguien que cultiva la tierra. Parecen opuestas, a primera vista, pero no lo son. Es una gran verdad: en ambos casos son manos que crean, palabras y plantas, como el artesano sobre el que reflexiona Richard Sennett en su magnífico ensayo, ya clásico.
Desde la necesidad de divulgar en positivo para generar conciencia individual, sin caer en la utopía ni en el catastrofismo, con el objetivo de reflexionar sobre cuestiones diversas en relación al conocimiento de lo urbano verde y del verde rural se requiere explicar acciones, incorporar contenidos ricos para aproximar la naturaleza (urbana o no) desde la literatura, la música, el arte, la educación, la filosofía y todas las artes y ciencias, porque sólo desde la proximidad, entenderemos que nos estamos disociando de ella, especialmente la sociedad urbana. Necesitamos aproximar la naturaleza a lo urbano, fusionarlo, para readmitirla en sociedad, tolerarla, amarla y respetarla, pero también para ganar el respeto por las acciones técnicas que devuelvan la confianza en las intervenciones de alcance que se requieren, y que urgen hoy más que nunca, en un entorno constatado de emergencia climática. Por ello, ya entrado el verano, ahora que unos salen y otros entran de vacaciones, en un periodo que invita a la reflexión y a la voluntad de incorporar voluntades y proyectos con el inicio del curso escolar, os propongo echarle un vistazo a este post.
Un paseo por la evolución de los jardines, hasta nuestra época y en lo que vendrá. El jardín, y el hombre, evolucionando temporalmente de la mano. Arte, filosofía, y tecnología. Un placer para el disfrute.
Leer los árboles: aprender a mirarlos es una asignatura pendiente de los que habitamos la ciudad, donde nos hemos acostumbrado a las pantallas, los coches y el humo, y habíamos olvidado la madera, las hojas, las flores.
Con la voluntad de concretar soluciones en lo local para mejorar en lo global, os propongo este post con reflexiones, y referencias documentales de interés, consciente de las dificultades para alcanzarlo.
El ser humano es un animal, que vive en ciudades, amándolas y a la vez odiándolas; añorando la naturaleza que en algún momento abandonó. Uno se asombra y se maravilla ante su capacidad para construir ese mundo artificial, donde convive, comparte y discute (antípoda de Thoreau, aislado en su cabaña, en medio de la naturaleza virgen). Siempre pareció fácil preferir la ciudad, anhelando a la vez (como aquel que desea lo que no tiene) la naturaleza. ¿Cómo plantearnos la naturaleza urbana en sociedad desde la perspectiva de arquitectos y urbanistas y otros perfiles profesionales pero también sus ciudadanos?
Los conozco un poco más desde el último campeonato, en Málaga. Rubén me incluyó en el grupo de la comisión de organización. Me fascinaron, ellos y ellas. Déjame que te cuente que vas a encontrar si te acercas al Parc Samà este fin de semana.
Araujo, como suenas Araujo! Para una tarde tranquila os propongo esta mezcla fusión: Una entrevista de Miguel Ángel Dominguez en radio 5 a Joaquin Araujo, una recomendación literaria Laudatio Naturae, y un artículo que nos remite Santiago Beruete que invita a la reflexión en la misma línea que nos plantea Araujo. Juntos desde diferentes disciplinas somos más y más verdes, seguimos tu estela. Mar, Maria José, Santiago, MIguel, Raúl, Anatxu, y tantos otros imposibles de citar. Gracias!
Una de las más hermosas historias que se ha contado la humanidad para no perder la fe en el futuro y no morir de la verdad, como diría Nietzsche, es la visión de la Tierra como un organismo vivo, autónomo y autorregulado, del cual formamos parte y del que dependemos para sobrevivir. (...)