Ahora que surgen voces contundentes y profesionales que reclaman el valor del árbol en la ciudad, surgen debilidades a evidenciar de compleja resolución para alcanzar los fines propuestos.
La frase de hoy suena muy filosófica y podría atribuirse a múltiples momentos en los que la vida no nos da, y nos falta para momentos de ocio, disfrutar de familia o amigos, o de ciertas oportunidades.
¿Qué echas en falta en la aproximación de tu ciudad a la naturaleza? Os propongo esta reflexión a propósito de los verdes en nuestras ciudades.
El último artículo publicado en el blog por nuestra colaboradora Laura Álvarez, hablaba de la oportunidad de incorporar la figura del voluntariado como un recurso con el que participar en la conservación de los parques públicos. Este post de hoy invita a reflexionar sobre la necesidad de transformar con acierto el modelo de gestión del Verde público, ante los retos de gran Pacto Verde, la crisis climática y la limitación económica a afrontar por los Municipios españoles en un 2021 complejo e incierto.
En ocasiones me aparto en el blog de una de mis pasiones y retorno a disfrutar con los jardines. Jardines y Jardineros. Porque son lo que son sus diseñadores, sus dueños, aquellos que depositan su impronta. Me maravillan las historias de aquellos que hicieron y hacen de ello una vida, lenteando y nos dejan su estela. Hoy os propongo dos reportes: uno rescatando a Vita Sackville-West, la vida de una mujer extraordinaria, y su jardín en el palacete de Sissinghurst, en Kent y otro, Umberto Pasti, perdido en el paraíso de Rohuna, ¿Te los vas a perder?
Demasiado a menudo, no todos los habitantes de las ciudades pueden disfrutar de los beneficios derivados de los espacios verdes de forma equitativa. Lo público y lo privado, ¿Cómo resolverlo ? El caso de King County.
Llevo días pensando en como exponeros esta idea. Para los profesionales que desarrollamos nuestra actividad en el plano de la infraestructura verde, existen momentos importantes de conexión íntima con las emociones, claves en el éxito del proyecto.
El ser humano es un animal, que vive en ciudades, amándolas y a la vez odiándolas; añorando la naturaleza que en algún momento abandonó. Uno se asombra y se maravilla ante su capacidad para construir ese mundo artificial, donde convive, comparte y discute (antípoda de Thoreau, aislado en su cabaña, en medio de la naturaleza virgen). Siempre pareció fácil preferir la ciudad, anhelando a la vez (como aquel que desea lo que no tiene) la naturaleza. ¿Cómo plantearnos la naturaleza urbana en sociedad desde la perspectiva de arquitectos y urbanistas y otros perfiles profesionales pero también sus ciudadanos?
Aquí os dejo una solución ingeniosa, creativa para salvar un árbol asimétrico sobre un alcorque reducido. Reclamo para los proyectistas y conservadores de la ciudad consolidada, la agudeza de ingenio, la promoción de la belleza de lo distinto; la naturaleza tiene un orden, pero es asimétrica e imperfecta. En un mundo donde lo urbano tiende a diseñarse sobre formas rígidas, las soluciones constructivas ingeniosas, o la falta de estas condicionan en algunos casos salvar un árbol en su posición, prevaleciendo en ocasiones la infraestructura inerte sobre el verde. No siempre es posible, y a veces hay otras limitaciones para ello, pero vale la pena considerarlo.
Nos impactan, nos apasionan, nos detenemos para contemplarlos con asombro y quedamos extasiados frente a estas iniciativas tan distintas a lo habitual. Aquí os presento este artículo publicado en el Diario El mundo Viajes, de Virginia Nesi, donde se repasan estas maravillas. Desde de los principios del primer jardín vertical el botánico francés Patrick Blanc es el máximo referente en arquitectura verde gracias a sus jardines verticales urbanos, emplazados en numerosos proyectos de afamados arquitectos en los cinco continentes y desde su primer muro vegetal en la Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París, en 1988, esta tendencia no ha hecho más que crecer. ¿Cual es su coste de inversión y de conservación posterior? Joyas de diseño por su excepcionalidad y atractivo turístico, lujo y codiciado objeto de deseo pero ... ¿Son sostenibles? ¿Son replicables y extensibles a la cotidianidad? Os invito a reflexionar sobre ello y a considerar otras iniciativas, menos ambiciosas, más mundanas e igualmente atractivas.